La niña invisible
Había una vez una niña llamada Lía, a la que le encantaba ir a la pradera. Un día, se encontró una pequeña casa de paja y, de curiosa, decidió entrar a investigar.
Escudriñando dentro de ella, se topó con un montón de botellas de cristal con elíxires, pero la niña no sabía que eran pociones; al contrario, creyó que eran jugos raros, pero muy deliciosos.
Se tomó el de color rojo y, al instante, se volvió invisible, pero ella no se dio cuenta y tranquila se fue a su casa. Al mirarse en el espejo antes de dormir, se percató que no se reflejaba.
Asustada, volvió a la cabaña a toda prisa y se tomó una poción tras otra, hasta que una de ellas la transportó a otro mundo. Nunca más se supo nada de Lía.
Fin