Los mejores amigos

Había una vez un conejo muy adorable y hermoso, su nombre era Bigotes. Un día, se encontraba saltando por el bosque cuando, de repente, apareció una elefanta que fue muy amigable; su nombre era Lila.

Bigotes le preguntó si estaba sola, a lo que ella respondió: – ¡sí! –; – ¡qué bueno! –, dijo Bigotes, – ¿podrías pasar el día conmigo?, nos divertiríamos mucho, ¿qué te parece? –. A Lila le encantó la idea. Bigotes se alegró muchísimo, ya que nunca había tenido una amiga, por lo que se sentía muy solitario.

Se fueron juntos con la firme intención de vivir una aventura, pero no se decidían qué jugar. A la final, no se pudieron poner de acuerdo, se pelearon y cada uno se fue para su casa.

En la mañana siguiente, ambos andaban caminando y se encontraron, pero aún seguían enojados. En ese momento, Bigotes recordó lo solo que se sentía sin amigos y le pidió disculpas a Lila, pero ella estaba muy triste por la actitud de Bigotes y no lo disculpó. Él se entristeció mucho más.

Al pasar los días, Lila reflexionó y pensó en su buen amigo, se dio cuenta de que ella tampoco había tenido la mejor actitud, así que lo buscó, hablaron y decidieron juntos que nunca más iban a pelearse por nada.

Aprendieron que siempre hay que ponerse de acuerdo y que, en las amistades verdaderas, el falso orgullo no tiene lugar.

Bigotes y Lila volvieron a ser los mejores amigos.

Fin