El amor de Saraí y Peñafiel

Había una vez una chica llamada Saraí, que iba caminado por la playa viendo el hermoso atardecer y, sin querer, se tropezó con un objeto que estaba en la arena.

Muy cerca se encontraba un joven llamado Peñafiel, quien jugaba voleibol con sus amigos, el cual vio a la chica tirada en la arena y la ayudó a levantarse. Enseguida, ella le dijo: – gracias –, a lo que él respondió: – de nada –; entonces, ellos dos comenzaron a charlar y a conocerse mejor.

Pasaron los meses y, finalmente, Peñafiel le pidió a Saraí que fuera su novia; por supuesto, ella dijo: – ¡Sí! –. Luego de su maravilloso primer mes juntos, los padres de Saraí querían conocer a la persona que hacía tan feliz a su hija, y viceversa, los padres de Peñafiel a Saraí; así que él organizó una pequeña reunión para que todos se conocieran.

¡La velada fue un éxito! Todos se llevaron muy bien, ya que tenían muchas cosas en común, por ejemplo, sus gustos musicales y cinematográficos.

Pasaron los años y la relación se hizo muy fuerte; cada día estaban más y más enamorados. Pese a esto, un día Peñafiel y Saraí tuvieron que separarse, ya que sus respectivos padres debieron mudarse a países diferentes por razones laborales. Definitivamente, este fue un golpe muy duro para ambos.

Los padres de Saraí se fueron a Brasil y los de Peñafiel a Estados Unidos, pero, a pesar de la distancia y del tiempo, el amor entre ambos nunca disminuyó.

Después de unos años, Saraí se gradúo y decidió hacer un posgrado en Estados Unidos, con la firme intención de reencontrarse con su gran amor, y así ocurrió. Al volverse a ver, fue como si nunca se hubiesen separado; de verdad eran el uno para el otro.

Decidieron casarse y así lo hicieron, para luego vivir juntos y felices para siempre.

Fin