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Yosthin Benites y Cristian Tuñon - 6to grado

El gran héroe especial


El gran héroe especial - Lecturas Ferrini Panamá

Esta es la historia de un niño de 8 años llamado Andrés, quien llegó a ser el gran héroe especial.


Era marzo del 2009, su madre Carolina junto a su padre Juan estaban en el Hospital Simón Bolívar, específicamente en Usaquén, Bogotá (Colombia). La señora se encontraba en la sala 11, justo en la camilla en la que nacería Andrés, cuando, de pronto, Carolina comenzó a gritar: – ¡Juan, ya viene, llama al doctor!


Juan atravesó el pasillo lo más rápido que pudo y le dijo al doctor: – ¡corra rápido, ya viene mi hijo! El doctor se apresuró, tratando de llegar cuanto antes a sala 11. Una vez allí, el doctor llamó a un par de enfermeras para que lo ayudaran. Demoraron aproximadamente una hora y media, ya que Carolina tuvo complicaciones en su parto. Al terminar, el doctor, de apellido De León, llamó inmediatamente a Juan, quien se encontraba en la sala de espera tomando un café para apaciguar el estrés; cuando este escuchó su nombre, fue corriendo a ver qué pasaba.


El doctor De León lo detiene y le dice: – hubo complicaciones en el parto de su amada –. A lo que Juan responde: – ¿Qué tipo de complicaciones tuvo? –. Sin contestarle, el doctor le pregunta: – ¿su esposa tuvo algún tipo de golpe?, desearía saber porque su bebé es una ternura, pero tiene un golpe muy notable en su cabecita –. Juan le contesta: – ella me dijo que se había golpeado bajando las escaleras; por supuesto me preocupe, pero ella me dijo que había sido un golpecito leve, así que por eso no la lleve al médico –. – bueno, al parecer no le dijo la verdad, porque la criatura tiene un golpe agudo; puede ser que tome algún tiempo saber si sufrirá algún tipo de problema derivado de esto, ya que este tipo de contusiones en periodo de formación fetal es muy peligroso. Dejaré que usted y su esposa tomen la decisión de mantenerlo en observación aquí durante un tiempo, para hacerle algunas radiografías y ver que nos revelan estas –.


En septiembre del 2011, ya Andrés había aprendido a caminar, pero todavía no sabía hablar. Su madre todavía no había superado la mala noticia de su nacimiento. Mientras Carolina se echaba la culpa por eso, Juan estaba consternado, ya que Andrés tiraba los juguetes y, en cambio, buscaba los libros viejos de historia y los cuentos en los que viera dibujados trenes y aviones.


Juan pensó que ese comportamiento era muy extraño en un niño y decidió llevarlo de nuevo con el doctor De León. Al llegar, el padre le dijo: – mi hijo tiene un comportamiento muy extraño, por ejemplo, no quiere ningún juguete, sino unos libros viejos; además, al llegar sus primos, corre para esconderse detrás del sofá y, si lo encuentran, les pega. Doctor, ¿cree usted que mi hijo es especial o sufre de algún trastorno o enfermedad? –


A lo que el doctor le responde: – mientras el niño se quedó en observación hace dos años, pude evidenciar que iba a sufrir algún tipo de trastorno que le afectaría parte del cerebro, provocando que el niño pensará y razonara como una persona adulta y, a la vez, tuviera problemas para hablar y socializar con otros individuos de su edad; ahora, con lo que usted me está refiriendo, estoy seguro que se trata de un caso de síndrome de Asperger. Le recomiendo algunas terapias durante varios meses –. Sin más nada que decir, el papá aceptó el tratamiento y se retiró.


En febrero del 2016, Andrés vivió uno de los días que más odió de su vida; volvía a ver las caras de esos niños fastidiosos que no le gustaban, ya que se burlaban de cómo era. Al llegar, lo primero que vio fue a los profesores, se encontró con rostros nuevos y antiguos; también notó algunas remodelaciones y materiales dispersados por todo el colegio. Sin embargo, no vio nada diferente al entrar al salón, lo que si observó fueron rostros de burlas y murmullos en su nombre.


Cuando la maestra entró, todos se pusieron de pie y la saludaron. Esta estaba muy complacida de ver de nuevo a todos sus pequeños y, después de expresar su alegría, les explicó las reglas y lo que iban a trabajar ese año. De pronto, Andrés sintió unas ganas muy intensas de ir al baño; rápidamente le pidió permiso a la maestra. Al salir, oyó chispas de electricidad; era un cable de luz cortado y cerca de un charco pequeño de agua. Andrés se preocupó porque podría haber un cortocircuito; quiso decirle a alguien, pero solo había un niño de sexto grado, Josué, fuera del salón. Pensó primero qué podría pasar y, en ese momento, recordó una frase de un programa de televisión que, palabras más palabras menos, decía: “rendirse no es una opción”, así que, a pesar del problema que sufría y del miedo que tenía, Andrés se armó de valor y le dijo al otro niño: – ¡Hey! Hola, ¿me podrías ayudar?, hay un cable de electricidad cerca de un charquito de agua –.


Al principio no le creyó, pero, como lo vio nervioso, el niño de sexto grado le respondió: – está bien, solo enséñame dónde es –. Andrés fue con él y le mostró donde era; su cara cambió rápidamente y se preocupó; – espera aquí, ya regreso –, le dijo Josué, mientras se alejaba y entraba al salón de Andrés.


Se demoró varios segundos, pero salió junto con la maestra. Al observar el problema, esta le dijo a Josué: – ¡corre y dile a la licenciada que venga rápido, por favor! Al llegar la licenciada, vio lo que pasaba, así que llamó al técnico y solventaron el problema.


Después de que se fue la licenciada, la maestra agradeció al niño por avisarle, pero él respondió: – yo no fui, agradézcale a Andrés por ser un héroe ejemplar –. La profesora se le salió una lágrima y dijo: – ¡eres un ejemplo a seguir!, a pesar de tu condición, pudiste vencer el miedo que tenías y ser ese gran héroe especial, porque eso eres, ¡un gran héroe especial! –.


Pasada una semana, la noticia se esparció como pólvora por todo el colegio. Ya los compañeros de clase respetaban más a Andrés; incluso, algunos decían que era un ejemplo.


Los primeros en enterarse de este gran cambio fueron los padres de Andrés, quienes con toda esa felicidad le dieron un gran, pero penoso, abrazo familiar.


Y sí fue como, desde entonces, Andrés fue reconocido como el gran héroe especial; todo gracias a que fue solidario y amable al ayudar a los demás y, sobre todo, a pesar de su condición, nunca se rindió ni dejó de creer en sí mismo.


Fin

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