LA NIÑA HADA DE LA NATURALEZA
Historias como estas no hay muchas; se trata de una niña llamada Marrien, sin padres, sin hogar, pero con un gran corazón y amor a la naturaleza.
Ella sola vivía en un viejo árbol hueco que le traía bellos recuerdos de su madre. Ese árbol era el único lugar donde podía sentir su presencia; ahí era donde su mamá le cantaba y en donde ambas hablaban con los animales.
Conversar con todas las criaturas del bosque era solo una pequeña parte de las cosas que Marrien sabía hacer. Aparte, la niña cantaba para que sus únicos amigos, los animales, fueran hacia a ella; la pequeña los cuidaba con celo y dedicación.
Un día, caminando por el bosque, Marrien vio a una hermosa yegua color blanco que estaba herida; sintió inmediatamente que debía ayudarla, eso era lo que le había enseñado su mamá; ella sabía que su madre, en el lugar en que estuviera, estaría orgullosa de ella.
Marrien se acercó cuidadosamente con la intención de que la yegua no se asustara y, como podía hablar con los animales, intentó calmarla para que se sintiese mejor, diciéndole que la ayudaría. Unos minutos después, la yegua se tranquilizó y la pequeña le sanó las heridas con mucha dedicación.
Justo a la mañana siguiente, Marrien se dio cuenta de que la yegua no estaba; se entristeció un poco al ver esto, pero también se sentía muy feliz, porque eso quería decir que su amiga estaba curada finalmente. De pronto, logró ver que la yegua estaba en una parte del bosque trotando y buscando alimento para la niña, ya que se sentía muy agradecida por tener la dicha de seguir viva, pues Marrien la había sanado.
Marrien se montó en la yegua, a la que nombró Rose, ya que era la flor más hermosa del bosque, igual que el precioso animal. Al anochecer, fueron a buscar fruta; de pronto, Rose comenzó a relinchar y a correr. Marrien trató de entender a Rose y de calmarla, pero esta continuó muy alterada.
La pequeña llegó a la conclusión de que Rose trataba de decirle algo; minutos después, Rose se calmó y se escuchó una hermosa y melodiosa voz que les pareció conocida. Caminaron hacia la voz y vieron que era una hermosa mujer, con cabello largo y labios cual carmín que parecía ser un hada.
Marrien se quedó perpleja, ya que se dio cuenta de que esa mujer hermosa era su querida madre; la mujer volteó y, con una mirada de bondad y amor, le dijo a Marrien que, gracias a todos sus actos de amor, el bosque le agradecería llevándola a un lugar que ella nunca imaginó.
Su madre le dijo que nunca estuvo sola, ella siempre la cuidó en silencio, hasta que pudiera convertirse en el hada de la naturaleza.
Reunida ahora con su madre, Marrien estaba feliz de saber que ya no se sentiría más sola. Luego, la mamá la llevó a un lugar maravilloso y mágico donde habían más hadas, animales fantásticos, lagos cristalinos y una linda cabaña hecha de árboles y muchas flores, en la que vivirían felices, protegiendo el bosque y a los animales.
Marrien y su madre se encargaron por muchos años de seguir cuidando todo el bosque mágico y a sus habitantes, con el mismo amor y dedicación de siempre.
Fin.
Moraleja: La felicidad está en las cosas más simples y todo acto de amor tiene su recompensa.