LA VIDA DE DARCY
- Alison Melan Franco - 6to Grado
- 30 abr 2017
- 2 Min. de lectura

En un pueblo muy lejano, nació una niña muy linda; su cabello era de un color rojo, demasiado llamativo, y su sonrisa era la más linda que se podía ver en el pueblo; se llamaba Darcy.
Un día, su madre estaba muy ansiosa por conseguir un vestido para una fiesta especial, la cual le daba la bienvenida a su pequeño bebé, pero no tenía el dinero suficiente para conseguirlo. Iba pasando por el pequeño mercado del pueblo y vio a una anciana fabricando unos hermosos vestidos; enseguida fue a ver cómo le quedaban. Al entrar en la tienda, la señora muy amable le enseñó todos los vestidos que tenía y le dio a escoger el que le pareciera más bonito. Después de haber seleccionado el más hermosos de todos, la anciana le mostró el valor del vestido; al verlo, empezó a llorar, ya que, debido a su escasez de dinero, no lo podía comprar.
Al ver que ella se ponía muy mal, la anciana le ofreció algo: – ya que no tiene el dinero suficiente para el vestido, le propongo que, al llegar la media noche, me regale a su pequeña pelirroja a cambio de este hermoso vestido –.
Cegada por el hermoso vestido, aquella mujer aceptó y se lo llevó.
A media noche, llegó la anciana por la niña y se la llevó.
Pasaron los años y el esposo, muy angustiado, murió sin poder encontrar a su hija, a pesar de haber dedicado su vida a buscarla.
Darcy cumplió doce años y ya se había convertido en una linda jovencita. Para evitar que la alejaran de su lado, la anciana que se llamaba Rosa, construyó una casa, la cual se camuflaba con los árboles y la naturaleza, pero, además, tenía algo muy peculiar y era que carecía de puertas; solo tenía una ventana con reja. Darcy estaba completamente encerrada.
Cada día, Rosa cantaba una tonada y se abrían las piedras que conformaban la entrada secreta de la casa.
Darcy tenía un asombroso cabello y, gracias a este y a su esplendor, la señora Rosa no moría, era como un tipo de elixir de la juventud.
Un día, la señora Rosa olvidó cerrar las puertas de la entrada secreta de la casa y Darcy, como era una niña muy curiosa, salió a explorar que había fuera de esa pequeña casita. Escuchó que se movía un árbol y, muy asustada, se tiró al suelo, cuando de un momento a otro salió un pequeño perrito que no tenía nombre y se echó a correr. Darcy lo persiguió y se encontró con un pueblo lleno de personas, allí llegó a la casa de una señora y le pidió un poco de agua; la señora la reconoció y se quedó un rato mirándola hasta que se puso a llorar; le contó a la pequeña el porqué de su felicidad al verla; la pequeña reconoció a su madre y lograron vivir juntas.
La señora Rosa, al no encontrar a Darcy, se convirtió en polvo puesto que ya tenía más de 110 años y su cuerpo no pudo resistir más.
Darcy y su madre vivieron felices por siempre.
Fin