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  • Juan Diego Vega - 8vo Grado

LA FAMILIA


La Familia - Lecturas Ferrini Panamá

Érase una vez, una linda mujer de ojos azules, cabello rubio y una muy bonita silueta. Esta trabajaba para una señora muy rica que la quería como si fuese su hija.


Ella le limpiaba, cocinaba y hacía todos los quehaceres del hogar; pero, un día, la señora le dijo: – Ámbar, ven. De hoy en adelante no trabajarás, sino que serás como mi hija –.


– No mi señora, ¿cómo cree que haría eso? –, contestó la joven apenada.


– Debes cumplir lo que te ordeno –, replicó la señora.


– Está bien mi señora, lo haré por usted; gracias por darme ese amor de madre que nunca había sentido, porque mi mamá se murió cuando yo tenía 2 años –, respondió Ámbar muy avergonzada.


Al escucharla, la señora Edith entristeció y empezó a llorar. Luego de unos minutos, esta cogió su celular y llamó a muchos estilistas, diseñadores y otros especialistas para que ayudasen a Ámbar a convertirse en una persona de la alta sociedad.


Pasaron unos meses y Ámbar sufrió una transformación impresionante. Era la joven más bella de los alrededores; lucía un vestido azul marino, sus labios de color rojo intenso y su cabello con risos dorados. No obstante, nunca perdió su humildad y esa sonrisa tan grande y pura que la caracterizaban.


Unos años después, Ámbar terminó la escuela. El día de su graduación, la señora Edith estaba tan orgullosa de su hija que decidió comprarle un carro último modelo. Cuando la joven salió, su madre honoraria le dijo: – esto es para ti, mi querida hija, tan bella y radiante; aunque no nos une un lazo sanguíneo, te amo como si así fuese –; – gracias mamá –, respondió la joven.


Ámbar siguió preparándose hasta que consiguió ser una de las mejores diseñadoras de moda del siglo XXI.


Tiempo después, esta conoció a un chico muy guapo y elegante, de quien se enamoró. Antes de formalizar una relación con él, Ámbar le preguntó a su mamá: – madre, él es Jimin, ¿crees que es un buen pretendiente para mí? –.


– Hija mía, no importa a quién escojas para casarte, si te hace feliz, yo estaré contenta porque sé que te ama y es un caballero contigo… la clase social no es relevante –, respondió la señora.


Pasaron dos años y, durante la celebración de navidad, Jimin se arrodilló ante Ámbar y le preguntó: – amor, ¿quisieras ser mi novia? –, – ¡sí, claro! –, contestó la joven. Enseguida empezaron a preparar todo para la boba.


Feliz por la notica, la señora Edith le dio un pequeño regalo y le pidió que lo abriera; era una foto de su mama biológica.


– ¿cómo la conseguiste? –, preguntó Ámbar.


– Durante años estuve buscando algo de tu madre para ti, para que supieses cómo fue –.


– Ella es mi madre biológica, pero ahora mismo considero que tú eres mi madre –, aseveró la joven.


Con lágrimas en los ojos, la señora Edith dijo: – gracias mi dulce hija –.


Finalmente, llegó el día de la boda de Ámbar y esta estaba hermosa. Ella y Jimin se casaron, tuvieron dos gemelas, a las que llamaron: Edith y Brenda, formando así una hermosa familia.


La señora Edith también estaba llena de alegría y emoción porque al fin tenía una familia en quien confiar.


Fin.

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