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  • Ulises E. Berroa M. – 8vo Grado

UN NIÑO Y UN PERRO


Un niño y un perro - Lecturas Ferrini Panamá

Érase una vez, una familia muy feliz que jugaba en la sala de su casa cuando, de repente, escucharon un ladrido afuera. Al asomarse por la ventana, el hijo menor, que tenía 8 años, ve un lindo perrito blanco con manchas de color chocolate; lo agarra, sale corriendo hacia su mamá con el perrito en las manos y le dice a esta:


– Mamá, mira el perro que acabo de ver afuera, ¿está lindo cierto?, ¿podemos adoptarlo? –.


– ¡Claro hijo!, pero prométeme que lo vas a cuidar y alimentar muy bien –, respondió la mamá.


Al oír esto, el niño dijo: – ¡sí mamá!, te prometo que lo voy a cuidar con todo mi corazón –.


Después de decidir adoptarlo, lo llevaron al veterinario para que lo limpiaran y lo revisaran. Al terminar la consulta, el niño regresó a su casa con su nuevo mejor amigo, Firulais; el perrito estaba limpio y gozaba de buena salud.


En la mañana siguiente, el perro buscó su amo y comenzó a lamerlo; el niño se despertó con una gran felicidad y este, muy emocionado, fue a donde su mamá, le dio un abrazo y le dijo: –¡Gracias mamá por haberme dejado tener a este lindo perrito! –.


De inmediato, él y Firulais salieron al patio de la casa y comenzaron a jugar; El niño aprovechó y empezó a enseñarle trucos, tales como hacerse el dormido, dar vueltas y hacerse el muerto.


Fueron pasando los años y ambos crecieron. El niño ya tenía 10 años y el perro dos de estar con él. Lo sacaban a pasear diariamente. El perro estaba tan fuerte y sano que un día echo a correr y arrastró al pequeño. El niño llegó a la casa todo raspado y la mamá le preguntó: – ¿qué te pasó? –, el niño responde: – es que Firulais me haló muy fuerte y me caí –. Esa noche el niño se fue a su cama todo adolorido y se durmió.


Al otro día, el niño se despertó, tomó un baño, se cambió, salió de su cuarto y ahí estaba su perro sentado esperándolo. Al verlo, le sirvió comida y agua.


Ya pasadas las horas, llegó un amigo y le preguntó que si quería ir a la piscina; muy feliz, el niño le dijo que sí y se fueron. El perro se fue junto a ellos y los acompañó en su tarde de diversión.


Al regresar a la casa, el niño le pregunta a Firulais: – ¿quieres pasear? –. Lleno de emoción, el perro le movió la cola y se fueron de paseo. De pronto, en medio del paseo, el perro vio un gato, rompió la cadena y se perdió correteándolo.


Muy triste, el niño llegó a su casa llorando y su mamá le preguntó: – ¿se te perdió Firulais? –, – sí –, le respondió. De inmediato se pusieron a imprimir y a pegar cartelones con fotos del perro, que decían “se busca a Firulais, recompensa 100.00 B/”.


Días después, una persona llamó diciendo que había encontrado a Firulais. Se citaron en el parque para entregar al perro. El niño y su mamá prepararon el dinero de la recompensa y acudieron al encuentro. Para su sorpresa, el señor le dijo que se quedase con su dinero y le devolvió el perro. El niño le dio un fuerte abrazo y las gracias.


El niño, su mamá y el perro regresaron a casa y vivieron muy felices por siempre.


Fin.

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