EL PERRO GOLDEN
Había una vez, un perro llamado Golden que era de color blanco con manchas doradas. Un día, se le escapó al dueño y se perdió. El canino estaba muy triste porque le tenía miedo a la oscuridad, por lo que pasó toda la noche despierto.
Al día siguiente, estaba cansado y se puso a aullar bien alto; el dueño lo escuchó y, al reconocerlo, se puso muy feliz; él siguió el sonido, encontró al perro y ambos regresaron a casa muy contentos. Caída la noche, se durmieron.
Al amanecer, el perro estaba esperando a que el dueño le diera comida. Después de comer, los dos salieron rumbo al centro comercial para comprar ropa al perro.
De vuelta a casa, pasaron comprando comida para ambos, la cual degustaron al llegar a su hogar; el perro se comió un delicioso atún y el dueño un emparedado de Subway. Al terminar, tomaron una siesta, pero se quedaron dormidos hasta el día siguiente.
Después de levantarse, desayunaron y se sentaron a ver televisión. En la tarde volvieron a salir, pero, esta vez, a comprar los útiles escolares del hijo del dueño, quien se llamaba Elías. Cuando lograron conseguirlos todos, regresaron a la casa.
Elías arregló su mochila y todo cuanto necesitaba para el inicio de clases.
El día del maestro coincidió con el inicio de las actividades escolares y al dueño de Golden se le olvidó mandar el regalo al profesor de su hijo; el niño llegó triste a la casa porque se habían burlado de él, por no llevar regalo.
Al día siguiente, Elías le entregó un regalo al profesor, quien lo recibió con cariño; el niño estaba muy contento. Cuando regresó a casa, llamó a Golden, le contó lo que había pasado y ambos se pusieron a jugar; pasaron toda la tarde en eso y el pequeño olvidó hacer la tarea.
Era de noche y el niño tenía que hacer un trabajo en una cartulina y repasar unos ejercicios para la siguiente clase; cuando llegó el papá del trabajo, fueron a la tienda a comprar los materiales necesarios y, entre todos, hicieron el trabajo y terminó de estudiar, lo que le permitió aprobar la asignatura sin problemas.
Todos en la casa vivieron felices para siempre.
Fin.