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Ariel Vega – 5to Grado B

LAS PIEDRAS MÁGICAS DE MAGIAPOLIS


Las Piedras Mágicas de Magiapolis - Lecturas Ferrini

Había una vez, un maravilloso mundo conocido como Magiapolis, donde vivían cinco héroes llamados: Lucía, que utilizaba un arco con flechas como arma; Fernando, que usaba una ballesta; Carlos, que empleaba una espada samurái; Lucas, que se defendía y atacaba con magia; José, el líder, que poseía poderes místicos. Ellos luchaban juntos por la seguridad de Magiapolis.


En un tiempo remoto, el Jinete de las Tinieblas de la superficie fue desterrado y, desde entonces, la paz reinaba en Magiapolis.


Un día, llegó un forastero avisándoles que el mal estaba emergiendo; les explicó que los discípulos del Jinete de las Tinieblas estaban intentando revivirlo.


Inmediatamente, los cinco héroes comenzaron a buscar a los discípulos en cuestión. El viaje no fue nada fácil.


Para lograr su cometido, los discípulos del Jinete necesitaban recoger las nueve piedras mágicas, de las cuales ya tenían cinco; poco a poco se fueron haciendo con las demás.



Ya en el lugar donde iban a revivir al Jinete, sus discípulos se enfrentaron a los cinco héroes en una batalla legendaria. En el fragor de la misma, uno de los malignos tomó las piedras mágicas y las colocó en la tumba del Jinete.


En ese instante, una luz resplandeciente cegó a todos momentáneamente. El sello de la tumba se removió mágicamente y de ella emergió el Jinete de las Tinieblas, listo para sembrar el caos en Magiapolis.


Los discípulos se arrodillaron ante su amo, quien los eliminó sin pensarlo, ya que estaba muy molesto por todo el tiempo que tardaron en revivirlo. Los héroes quedaron impresionados por la maldad de aquel ser, pero le hicieron frente. A pesar de dar una lucha excelente, el Jinete era muy fuerte y terminó derrotándolos, luego de lo cual emprendió su camino a Magiapolis para destruirla.


El forastero encontró a los héroes en el piso y les dijo que la única manera de derrotar a su enemigo era con el hechizo de la muerte, aclarándoles que dicho encantamiento acabaría con la vida del Jinete, pero también con la de la persona que lo ejecutase. Lucas decidió ser el que se sacrificase para salvar Magiapolis; el forastero le dio una hoja para hacer el hechizo.


Los otros cuatro héroes restantes lucharon nuevamente con su malévolo enemigo para así ganar tiempo, mientras Lucas preparaba el hechizo. Una vez listo, lo lanzó y ambos, el Jinete y Lucas, se desvanecieron.


Las últimas palabras del héroe fueron: – aunque me voy físicamente, siempre estaré en sus corazones –; con lágrimas en los ojos, todos se despidieron de su amigo caído en batalla.


Dos años después, hicieron un homenaje y levantaron una estatua en memoria Lucas y su valentía.


Fin.

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