LA CIUDAD DE LA FELICIDAD
Había una vez, un sitio al que las personas llamaban la Ciudad de la Felicidad, porque todos los habitantes de ella eran amables y cariñosos, además de vivir en paz.
En esta ciudad vivía la familia de la felicidad, la cual se constituía por: Carolina Felicidad (mamá), Boris Felicidad (papá), María Felicidad (hija mayor) y Ana Felicidad (hija menor).
Un día, llegó una familia de otra ciudad, en la que todo era pelea y egoísmo. Ellos vieron que en ese lugar todo estaba en paz. Los miembros de esta eran: Maira Tristeza (mamá), Carlos Tristeza (papá), Mario Tristeza (hijo mayor) y Ángel Tristeza (hijo menor).
La familia Felicidad le preguntó a la familia Tristeza:
- Hola, ¿cómo están? -
Y la familia tristeza le respondió:
- Hola, ¿por qué nos preguntan?, ¿acaso ustedes no ven cómo estamos? -
- Ya vemos, ustedes están tristes, pero no estén así, sean felices –
Entonces, la familia Tristeza no quería estar contenta. Mientras más tristes estuvieran, más insistía la familia Felicidad en darles ánimo y esperanza.
Un día, la familia Tristeza les decía a los habitantes de la ciudad que dejaran de estar contentos, que la vida en el mundo real no es como ellos pensaban, no es tan feliz, sino triste y llena de maldad.
Los habitantes de la ciudad dijeron que si era así realmente, entonces no saldrían nunca de allí. La familia de los tristes hacía eso para adueñarse de esa ciudad tan bella y llena de muchos colores; ellos querían dejarla sin vida, sin color y asolada por mucha maldad.
Todos en la ciudad se decidieron a hacer algo para que aquella familia fuera feliz y, si no lograban nada, les pedirían que se marcharan.
Cada uno de los miembros de la familia Tristeza se fueron poniendo felices poco a poco; a la final dijeron:
- No seremos más personas tristes, sino felices; gente de bien y no de maldad -
La felicidad reinaba por fin para todos en aquella ciudad; empezaron a celebrar.
Fin.
Moraleja: Siempre debemos ser felices.