LA HISTORIA DE SOPHÍA Y EL “BULLYING”

Esta es la historia de Sophía, una niña que sufría de “bullying”.

Era un hermoso día de verano, en el cual hacía mucho sol; este le molestaba un poco en la vista a Sophía, así que decidió devolverse a su casa a buscar sus lentes oscuros.

Llegó a la escuela y notó que la miraban mal, como si hubiera hecho alguna tontería de mal gusto, y eso no le gustaba para nada; no obstante, siguió su camino.

Cuando iba a entrar a su salón, se tropezó con alguien; se levantó y le pidió disculpas a la persona. En lo que alzó la mirada, vio que era Érika, una de sus mejores amigas.

Lo primero que hizo fue gritar a todo pulmón: — ¡Érika! —.

Ella lo único que hizo fue taparle la boca y le dijo riendo, tratando de disimular: — ¡shhhhh!, no tienes por qué gritar, ¿estás loca o qué? —.

Sophía balbuceó: — mnnmsnjdei —.

— ¿Qué dijiste? —, le preguntó Érika.

— Mkshsuwdd —

— ¡Ay, perdón! —, dijo Érika mientras le quitaba la mano de la boca a Sophía.

— ¡Ah, mucho mejor! —, dijo Sophía riendo. — Cuatro años para mí es mucho —, continuó comentando, mientras agachaba la cabeza. En eso, se le acercó Érika y la abrazó diciéndole: — sé que fue mucho tiempo, yo también lo sentí así—.

El abrazo fue interrumpido por la voz de la profe: — Y ustedes, ¿cuándo pretenden entrar al salón?, o acaso, ¿están en recreo? Entren de una buena vez si no quieren que cite a sus padres —.

Entraron y todos en el salón las miraban con cara de burla. Un nuevo grado, “nuevos amigos” por decirlo así. Las dos se sentaron en unos de los primeros puestos. Sus compañeros le empezaron a tirar papeles y a abuchearlas; daba la impresión que más a Sophía que a Érika.

Sophía le dijo a Érika que una de las que le tiró un lápiz en la cara fue Ana Sofía, pero su amiga la ignoró; Sophía se sentó enojada. Érika estaba hablando con el grupito de niñas más populares, lo cual parecía extraño porque supuestamente a ella no le gustaban ese tipo de personas.

Continuó la clase y, de la nada, Ana Sofía se levantó y dirigió al escritorio de la profesora. Unos minutos después, la maestra dijo: — ¡ven acá, Sophía! —. Esta solo podía escuchar risitas al fondo, también extrañamente provenientes de Érika.

Sophía salió del salón algo nerviosa; la profesora le preguntó que por qué le había pegado a Ana Sofía. La niña se defendió exponiendo que eso no había sido así, que nunca se levantó de su puesto. No obstante, la suspendieron por supuestamente pegarle a su compañera, quien era la hija del director de la escuela.

Pasado cuatro días, Sophía regresó a la escuela con una sonrisa y con la firme convicción de que nadie se la borraría. Llegó a clases temprano y no se metió en problemas. En el almuerzo, ella estaba lista para comer cuando nuevamente se tropezó y cayó encima de su comida, lo cual provocó muchas burlas.

Todos los días le decían duende, papel, sapo, entre otros insultos; además, le tiraban comida y le sacaban todas sus cosas de la mochila para arrojárselas por el balcón a un charquito del patio. Le quitaban sus cosas, le pegaban y, para colmo, la amenazaban con que, si decía algo, la iban a matar, por lo que Sophía sufría todo eso en silencio.

Un día, sumergida en una profunda depresión, Sophía intentó suicidarse producto de la gran presión a la que estaba sometida; gracias a Dios, logró sobrevivir.

A partir de entonces, Sophía habló con sus padres sobre todo lo que le ocurrió y estos, a su vez, lo hicieron con la profesora; todos juntos lograron poner fin a ese infierno. Los compañeros de clase que le hacían la vida imposible a Sophía, incluida Érika, recibieron el castigo merecido y tuvieron que cambiar su actitud.

Superado esto, todos vivieron felices por siempre

Fin.

Reflexión: nunca se den por vencidos si les hacen “bullying” en el salón. No se queden callados; hablen con sus padres y sus profesores para ver que se puede hacer para solucionar el problema. Nunca se hagan daño a sí mismos ni permitan que otros se lo hagan.