LA LEYENDA DE ATNIIS
Había una vez, cuatro reinos parecidos, pero a la vez diferentes. Sus habitantes tenían la habilidad de controlar las fuerzas de la naturaleza.
Uno de los reinos era más fuerte que los demás, pero todos se consideraban iguales, así que vivían felices, gozando de una prosperidad sin precedentes. No había ningún problema, todo era paz y tranquilidad. Los días fueron pasando y la felicidad se convirtió en amor.
Pese a esto, un día, el reino más poderoso decidió separarse; nadie supo la razón, simplemente de un día para otro cambió el curso de aquel mundo.
Atniis, la princesa en Aether, se dispuso a enfrentarlos, pero, para ello, necesitaba encontrar las cuatro piedras celestiales, creadas por cuatro dioses.
Las piedras fueron forjadas con un poder tan grande, que sería capaz de destruir el universo, pero también de salvarlo de las garras de Kyle, el rey del reino en rebelión. Kyle se fortalecía cada vez más.
Tras la emancipación del reino disidente, las piedras se debilitaban más; en algún momento perderían su poder y se extraviarían. Sin las piedras, la magia en los reinos se desvanecería. Es por esto que debían encontrar las piedras y juntarlas, para que su poder fuera lo suficientemente grande como para destruir el mal que se intentaba instaurar en el mundo.
A todos los caballeros y ciudadanos se les negaba la salida de cualquiera de los reinos, así que esto dificultaba la búsqueda de las piedras.
Cada vez se debilitaban más los reinos y sus respectivos reyes no tenían la suficiente fuerza como para devolverles la magia perdida a sus tierras.
El rey Kyle se declaró monarca de todos los reinos, esclavizando a quien se cruzara en su camino y robando la magia. Cuando se topó con la princesa Atniis, no la pudo tocar; todos creyeron que el medallón que le heredó su madre la protegió.
Después de varios días, Atniis decidió emprender un viaje en búsqueda de las piedras para poder restaurar los reinos.
El mapa que le dio su padre decía que la primera piedra estaba en lo profundo de la tierra, esta se llamaba el Corazón de la Tierra. El viaje fue largo, pero logró encontrarlo muy por debajo de la superficie.
Luego, fue en búsqueda del Rubí de Lava, que estaba en el fondo del volcán, donde el fuego se concentraba para mantenerlo protegido. Después de muchas vicisitudes, lo consiguió. Nunca nadie supo cómo lo logró.
La tercera piedra en buscar fue el Diamante de Agua, cuya cobertura era frágil como el cristal, pero poderosa como la luz. El diamante estaba resguardado en un lugar en el que ninguna forma de vida podía entrar; era frío y cálido a la vez. Al llegar al sitio, la princesa caminó con cuidado hacia la posición donde se encontraba el diamante en estado de coma, como si estuviera vivo. Finalmente lo consiguió.
Después de conseguir la piedra de su propio reino, el Cubo del Aire, el cual se encontraba en una montaña de Aether, la princesa Atniis fue rápidamente al encuentro del tirano Kyle.
Una vez frente a él, ella le dijo: – ¡Vengo a desafiarte! Si yo gano, le devolverás la magia a todo y a todos; si pierdo, rendiré mi magia ante ti y seré tu esclava –. Kyle no podía negarse al desafío, ya que quedaría en ridículo, así que no tuvo más opción que aceptar.
Kyle atacó con todo lo que tenía, pero, al final, se impusieron los poderes de las piedras combinadas en las manos habilidosas de Atniis. La magia regresó a cada rincón de los reinos.
A partir de entonces, todos vivieron felices para siempre.
Fin.