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Adriana Fernanda Trujillo Ortiz – 6to Grado

LA PRINCESA Y SUS VESTIDOS MÁGICOS


La Princesa y sus Vestidos Mágicos - Lecturas Ferrini Panamá

Había una vez, una linda princesa que vivía en un reino muy lejano.


La princesa tenía guardados en su armario muchísimos vestidos de todos los colores, entre los cuales resaltaban el verde, amarillo, morado y azul.


Cada vestido tenía un don mágico, pero ella no lo sabía, ya que todos le pertenecían a su madre, que había fallecido a causa de una enfermedad desconocida.


Un día, faltando poco para anochecer, la princesa fue a su armario a buscar su tiara y se dio cuenta de que sus vestidos estaban brillando; se quedó muy sorprendida.


Al día siguiente, con mucho cuidado entró al armario, pero los vestidos ya no brillaban, por lo que quedó muy decepcionada y con mucha curiosidad. Justo en ese momento, su padre la llamó para desayunar; ella bajó rápidamente. Mientras comían, su padre la notó despistada, así que le preguntó: — ¿qué te está ocurriendo, hija? te siento un poco dispersa —, y ella le contestó: — no padre, no es nada, no te preocupes —.


Al terminar el desayuno, ella subió rápidamente a su habitación a probarse uno de los vestidos que estaban brillando.


El primer vestido que se probó fue el de color morado, el cual tenía el don de controlar el viento. Al ponérselo, sopló una brisa fuerte, la cual desordenó la habitación y ella, muy asustada, se lo quitó a toda prisa.


La princesa escuchó que alguien se acercaba a la habitación; era su padre, quien al entrar y ver aquel caos le preguntó: — ¿qué ocurrió aquí? ¡Explícame esto! —; ella le respondió: — padre, quisiera decírtelo, pero no me vas a creer —.


El papá le dijo: — estás castigada; no saldrás de la habitación hasta que la ordenes totalmente —.


Al salir su padre, la princesa se probó otro de los vestidos, esta vez el de color azul. Repentinamente sintió algo húmedo en sus pies y, cuando miró hacia abajo, toda la habitación estaba inundada. Ella no sabía qué hacer. Se quitó el vestido y, de pronto, toda la recámara se secó como por arte de magia.


No quiso ponerse más vestidos por aquel día, pero anhelaba que llegara rápido el siguiente día para probarse el verde, que era su color favorito. Después de arreglar su habitación, salió al jardín del castillo a tomar aire y a mirar como se encontraba su cachorrita.


Al observar a su mascota, se dio cuenta que esta estaba muy enferma. Rápidamente subió a su habitación para buscar una cobija para su cachorra y se encontró con su padre, el cual la felicitó por como había organizado su cuarto. Muy preocupada, la princesa le comentó lo que le estaba pasando a su perrita.


El padre le confesó que la cachorra había tenido esa enfermedad muy rara desde que nació. La princesa se fue a su cuarto completamente consternada.


Al día siguiente, se probó el vestido de color verde y miró que no ocurría nada; de repente, entró a la habitación una de las esclavas del castillo y le informó que Roxy, la cachorra, estaba peor. Desesperada, ella bajó a verla sin cambiarse previamente el vestido.


Cuando llegó a donde se encontraba Roxy, miró que estaba súper mal y pidió a los esclavos que le dieran un momento a solas para despedirse. Los sirvientes salieron y ella abrazó fuertemente a Roxy; para su sorpresa, ella vio como mejoraba de repente su mascota, entonces entendió el poder del vestido.


Al observar que su mascota mejoraba, mandó a llamar al doctor, quien, después de sorprenderse, le preguntó a la princesa: — ¿cómo es posible que Roxy esté bien? ¿Qué le hiciste? —. La princesa respondió que todo era gracias al poder del vestido que tenía puesto.


La princesa muy alegre subió a su habitación a quitarse el vestido y, en su lugar, se colocó el último, que era de color amarillo. Ese tenía un don muy especial, el cual era el favorito de su madre. Gracias a él, ella tenía el poder de controlar los rayos solares. Este también se convirtió en su vestido predilecto.


Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Fin.

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