NANA Y EL LIBRO MÁGICO DE MÁNDALAS
Nana era una niña de nueve años a la que le encantaba dibujar y colorear. Ella tenía una colección de libros de pintar, pero de entre todos ellos, había uno que era muy especial para ella, el de Mándalas. Cada vez que pintaba en él, una luz brillante hacia aparecer animales, princesas, hadas, sirenas, unicornios y muchos paisajes y seres fantásticos.
Cuando Nana tenía que cerrar el libro, todos los personajes daban un salto para caer en las páginas; de una manera mágica, todos quedaban de nuevo atrapados en el libro hasta que la niña lo volviera a abrir.
Un día en la escuela, la maestra anunció a todos los alumnos que una compañera nueva había llegado al salón de clases. Una niña de pelo largo recogido en unas trenzas con ligas de colores y unas gafas.
Nana cerró los ojos pidiendo a Dios que la niña nueva fuese una amiga para ella, con la que pudiera dibujar, hablar y jugar. A menudo sus compañeros se reían de ella por estar todos los recreos sin levantar la cabeza de sus libros, mostrando a todos los divertidos dibujos que hacía y coloreaba; los niños se acercaban y la escuchaban, pero no entendían porque le gustaba tanto estar con sus libros.
Al llegar el recreo, Nana hizo lo de siempre, estaba coloreando uno de sus libros en su rincón favorito, unas escaleras a lado de un pequeño jardín. No era su libro mágico, pero disfrutaba mucho porque era capaz de imaginar un montón de cosas bonitas.
- ¡Disculpa!, ¿eres la niña que le gusta estar sola con sus libros? Yo me llamo Nathalia, soy la nueva. ¿Por qué no vienes a jugar con los demás niños? –
- No gracias, estoy imaginándome en un castillo a punto de coronarme princesa de las hadas. No te lo creerás, pero es muy divertido –
- ¿Una princesa? -, se sorprendió Nathalia.
- ¡Sí!, voy a todos lados con mis libros. No hay nada más divertido que dibujar e imaginar los lugares que allí aparecen –
Al día siguiente, Nana cogió su libro mágico de Mándalas y lo llevó a la escuela.
- Nathalia, este es un secreto que no debes revelar, este es un libro mágico -, le dijo Nana.
- ¡Estás confundida!, ¡No existen los libros mágicos! –
En ese momento, Nana abrió su libro mágico y empezaron a salir de él las princesas, hadas, sirenas, unicornios y todos los paisajes fantásticos, con los que ella se divertía tanto.
Nathalia pensó que estaba alucinando; ella y su amiga estuvieron mucho rato jugando con los personajes mágicos del libro. Se la pasaron muy bien y desde ese momento fueron las mejores amigas.
¡Fin!