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  • Sophye Alvarado – 6to Grado

ÁGATTA Y EL UNICORNIO DE MIL COLORES


Lecturas Ferrini Panamá - Ágatta y el Unicornio de mil colores

Había una vez, un establo lleno de unicornios de varios colores (rosado, verde, perla, entre otros), pero uno era especial, ya que tenía mil colores. Su mamá se preguntaba por qué era de mil colores, si ella era verde azulado y su papá blanco. No obstante, igual lo amaba más que a su propia vida.


Un día, su dueño los sacó a pasear y después empezó echarle gasolina a su auto, hasta que, sin darse cuenta, se le derramó un poco de la misma en el suelo. Empezó a fumar y se formó un incendio muy grande; lamentablemente, solo se salvaron cuatro unicornios.


Pasaron los años y ninguno los notaba, porque nadie tenía un gran corazón; hasta que nació una pequeña niña, llamada Ágatta, que desde siempre creía en sirenas y unicornios. Cuando cumplió 16 años, sus padres la llevaron a la casa de su abuelo que casualmente era el dueño de los unicornios.


Mientras sus padres desempacaban, ella fue a dar un paseo y encontró el establo. Cuando entró, vio un pajarito en el piso, atrapado por una soga; lo rescató, se sentó y se quedó contemplándolo, hasta que vio una sombra de unicornio detrás del ave. Rápidamente se levantó y empezó a seguir a aquella mítica criatura. Al estar a su lado, lo saludó. El unicornio solo temblaba porque una humana lo estuviera viendo. Después de calmarse, el unicornio le dijo que no le contara a nadie que existía, porque podrían cazarlo.


El unicornio le contó lo que había ocurrido en el pasado y ella, sin poder creer aquello que escuchaba, le preguntó: – ¿cómo puedo ser la única que te ve? –; él le respondió: – porque eres una niña con un gran corazón, Ágatta, igual que tu abuelo; debido a esto, mi deber es guiarte a un mundo mágico –.


Mientras caminaban rumbo a ese lugar, el unicornio le comentó que si ella lo acariciaba se volvería eterna. Cuando llegaron, el sitio era realmente un mundo mágico. Ella se enamoró de lo que veía. Todas las criaturas que allí habitaban, desde el elfo más pequeño hasta el gigante más alto, quisieron hacer una fiesta en conmemoración al hecho de que por fin habían encontrado a la elegida.


Después, le preguntaron: – ¿Ágatta, deseas ser eterna y vivir aquí? –. Ella respondió: – ¡Sí!, pero con una condición: ¿me dejaran salir de vez en cuando? –; ellos aceptaron.


Ágatta se adentró en el centro de la fiesta junto al unicornio y lo acarició; en ese momento se volvió inmortal y el unicornio su corcel. Ella buscó sus cosas en su antigua casa y les dijo a sus padres que se iba a un mejor lugar en donde vivir.


¡Fin!

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