EL CABALLERO DE LA ARMADURA NEGRA
Había una vez un caballero que protegía de los peligros del mundo a su princesa y a todos los ciudadanos del pueblo. Sus compañeros de armadura estaban celosos de lo ágil, fuerte, inteligente y valiente que él era, por eso, todas las noches lo molestaban; incluso, pasaron todo un año planeando quemar su casa.
Un día hermoso y soleado como cualquier otro, el caballero salió a combatir los peligros del pueblo y a visitar a su princesa.
Cuando el caballero negro terminó de pelear y visitar a su princesa, regresó a su casa para descansar y, de repente, empezó a sentir un olor a quemado; enseguida se dio cuenta de que su casa estaba en llamas y trato de salir, pero ya era demasiado tarde. Todo lo que se lograba oír lo lejos eran los desgarradores gritos de auxilio del caballero.
Los demás caballeros escucharon todo aquello y se asustaron porque no sabían que el caballero negro estaba dentro de la casa; trataron de sacarlo, pero la casa se vino abajo y el caballero quedó atrapado debajo de todos los escombros. Llegaron los aldeanos para calmar el fuego y tratar de ayudar al caballero negro, pero ya no había nada que hacer, lamentablemente el héroe había muerto.
La noticia de la muerte del caballero se fue esparciendo rápidamente por todo el pueblo hasta llegar a los oídos de la princesa; esta no lo podía creer, ella necesitaba verlo con sus propios ojos, así que fue corriendo a la casa del caballero negro y, cuando vio el lugar destruido, comenzó a llorar.
Al día siguiente, lo enterraron y se pusieron a buscar al culpable. Los caballeros que incendiaron la casa no confesaron, solo dijeron que habían visto el fuego desde lejos.
El espíritu del caballero quería venganza, así que volvió al mundo para obtenerla, pero con otra apariencia: ahora era un monstruo.
Solamente se aparecía en las noches en busca de venganza; si te encontrabas con él, no lo tenías que mirar al rostro, simplemente debías seguir recto con la cabeza abajo.
Cada noche antes de que amaneciera, el espíritu vengativo siempre iba al castillo de la princesa a observarla y aparecer en sus sueños, diciéndole lo mucho que la quería y la extrañaba, y que algún día iban a estar juntos. La princesa siempre se levantaba con el rostro lleno de lágrimas.
En una de sus tantas visitas a su amada en el castillo, vio a los caballeros que habían incendiado su casa y fue por ellos para vengarse. Los caballeros se asustaron y comenzaron a gritar pidiendo auxilio; el caballero negro les dijo: — ¡ahora pagaran por lo que hicieron! —.
La princesa había escuchado los alaridos, por lo que bajó enseguida y vio lo que estaba pasando; en ese momento gritó: — ¡No, detente, no hagas esto! —. El caballero los soltó y se acercó a ella, le acarició la cara, se calmó y le dijo lo mucho que la extrañaba y que ellos fueron los que incendiaron su casa y por eso vino a vengarse.
La princesa le pidió que no hiciera nada, que ella se encargaría de que ellos pagaran en prisión todo lo que habían hecho. — Descansa en paz —, le dijo. En ese momento, empezó a salir el sol y ambos amantes se despidieron con un beso; el caballero volvió a su forma normal y desapareció con el brillo del sol.
Fin.