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Daniel Santamaría – 6to Grado

EL RATÓN, LA JIRAFA Y EL TORO EN LA VECINDAD


El Ratón, La Jirafa y El Toro en la Vencidad - Lecturas Ferrini Panamá

Había una vez, un Ratón, una Jirafa y un Toro que eran muy buenos amigos y se ayudaban mucho.


Un día, su amigo Toro los invitó a festejar en el Polo Norte, en la finca de sus abuelos, pues era verano y la misma era tan grande, que contenía un parque de diversiones inmenso, un río grande donde nadar y una pradera espectacular donde poder correr y jugar; pero, como el Ratón y la Jirafa pensaban que en el Polo Norte solo había hielo y hacía mucho frío, le dijeron que no podían ir porque no les gustaba el frío, la nieve ni la música de aquel lugar.


El Toro se puso a llorar porque para él era muy importante, ya que deseaba celebrar a lo grande su cumpleaños, rodeado de todos sus amigos de la vecindad.


Como sus mejores amigos no quisieron ir, se peliaron y la amistad terminó.


Cuando el Toro y su familia regresaron del Polo Norte, él se encontró al Ratón y la Jirafa divirtiéndose como nunca en la vecindad; eso lo puso muy triste, pues como habían peleado ya no los consideraba sus amigos y, al mismo tiempo, lo llenaba de envidia y rabia. Al verlos así, se dejó llevar por la ira y pensó en dividirlos contándoles chismes e intrigas a cada uno por separado, consiguiendo finalmente lo que lo que buscaba.


En la vecindad ya todo se volvió aburrido, ya que los amigos no se hablaban ni jugaban; todo era peleas.


Esta situación continuó hasta que, un buen día, el Toro se dio cuenta de lo que había ocasionado con su actitud y los reunió en el parque para pedirles disculpa por lo que hizo. Les contó la verdad sobre lo que planeó para separarlos. Como lo querían mucho y se sentían muy tristes por todo lo pasado, La Jirafa y el Ratón lo perdonaron de inmediato y los tres se abrazaron muy, pero muy fuerte, y volvieron a ser los mejores amigos de siempre.


Ese día jugaron hasta más no poder, dándole gracias a Dios y festejando que habían vuelto a ser amigos.


Fin.


Reflexión: Con esto comprendemos que no hay nada más grande que la amistad y que la misma, cuando es verdadera, no se acaba con intrigas, bochinches ni nada.

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