EL TIGRE Y EL VENADO

Había una vez, un tigre y un venado que estaban en la pradera. Ninguno tenía donde dormir.

El tigre vio al venado, pero no fue a atacarlo; solo lo miró y se acostó. Sorprendido, el venado pensó que era una trampa, pero igual siguió acercándosele con temor y le preguntó:

- ¿Por qué no me atacaste si soy tu presa? –

- No lo hice porque quería conocerte, ya que no tengo amigos en la pradera -, le respondió el tigre.

Intrigado, el venado le preguntó: - ¿Por qué no tienes? –.

- Porque todos huyen de mí pensando que me los voy a comer. ¡No!, yo no soy así; yo deseo tener amigos –, le aclaró el tigre. Seguidamente le preguntó: - ¿puedo decirte amiguito? -.

- ¡Claro! ¡Ahora eres mi amiguito tigre! -, le contestó el venado. - Ojalá todos fuesen como tú -, reforzó. - Eres mi amigo; pero si algún día te faltase comida, no me comerás, ¿verdad? -, preguntó algo nervioso el venado.

- ¿Cómo crees?, si eres mi único amigo en la pradera. Si tú has de comer hierva, yo también, recuerda amiguito venado que los verdaderos amigos se cuidan uno al otro, sin importar nada; lo principal es la amistad y que me aceptas tal cual soy -, afirmó el tigre.

Felices y contentos, los nuevos amigos tigre y venado fueron a disfrutar de todo lo que había en la pradera. Todos los animales del lugar vieron sorprendidos la linda amistad del tigre y el venado.

Esto sirvió de ejemplo para que los enemigos ya no lo fueran y lograran ser amigos. En la pradera todos estaban contentos disfrutando, ya que todos fueron amigos y compartieron como una gran familia.

Fin.

Reflexión: Hasta las personas más desagradables pueden llegar a ser mejores amigos, solo hace falta dejar de lado los prejuicios y hablar para conocerse mejor, siempre respetando las individualidades.