LA BAILARINA
Había una vez, una niña llamada Luciana, ella soñaba con ser una bailarina de ballet, pero pertenecía a una familia muy pobre, así que lo poco que tenían apenas les alcanzaba para comer.
Un día, caminando por las calles del pueblo, Luciana se encontró una cartera que pertenecía a la señora Rosa, quien era la dueña de la tienda del pueblo.
Luciana iba caminando mientras pensaba qué hacer con la cartera que se había encontrado, si se la devolvía a la señora Rosa o no; entonces, se topó con sus amiguitos Juan y Margarita que, al conocer lo que había hallado Luciana, les aconsejaron que podía comprar muchas cosas con el efectivo que había en la cartera, pues la señora Rosa tenía bastante dinero y no le haría falta el que ella usara.
Luciana se quedó reflexionando sobre el consejo que le habían dado sus amigos, pensando si podría realizar sus sueños de ser una bailarina de ballet, si asistía a una academia que le enseñara.
Después de mucho pensar y reflexionar, recordó que sus padres y demás familiares eran pobres, pero honrados, pues la mamá siempre le decía que uno no debía tomar lo que no era suyo.
Con el recuerdo de aquellas palabras de su mamá, Luciana decidió acercarse a la tienda de la señora Rosa, quien estaba muy preocupada porque no sabía en dónde había dejado su cartera, en la cual tenía mucho dinero, que debía pagar por una mercancía que encargó en la ciudad para vender en su tienda.
Luciana entró en la tienda y saludó a la señora Rosa, enseñándole la cartera que había encontrado en la calle y le dijo que venía a traérsela, pues estaba segura de que ella estaría preocupada por su cartera; en ese momento, la señora Rosa abrazó a Luciana, le agradeció su gesto y le preguntó: - ¿Cómo puedo recompensarte Luciana? ¿Cómo puedo ayudarte niña? -.
A estas preguntas Luciana le contestó que su gran sueño era ser bailarina de ballet, pero sus padres no tenían los recursos para enviarla a una escuela en la capital en donde le enseñaran todo lo que necesitaba saber.
La señora le dijo a Luciana que conversaría con sus padres para que le dieran permiso de ir a estudiar en una academia de la capital, pues ella tenía unos parientes que la recibirían con gusto en su casa en la cuidad para que ella lograra realizar sus sueños.
Rosa habló con los padres de Luciana, quienes le permitieron a su hija ir a la capital con los parientes de la señora a estudiar ballet y así lograr realizar sus sueños.
Pasaron los años y Luciana se graduó de bailarina profesional de ballet, todo gracias a la ayuda de la señora Rosa.
Luciana ahora es una joven feliz y agradable.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Fin.
Moraleja: Recuerda siempre seguir los consejos y valores que te inculcan tus padres.