LAS MARIPOSAS DEL LAGO DE CHARLOTTE
Había una vez, un pueblo muy pequeño donde hacía mucho, pero mucho frío. En una de las montañas más altas de aquel lugar había una cabaña hecha con madera, donde vivía una niña con sus abuelos.
Su abuelito estaba enfermo y a su abuelita le costaba caminar; entonces, ella tuvo que ir al pueblo en busca de medicinas y una planta de menta. Al llegar al pueblo encontró las medicinas, pero no pudo conseguir aquella esperada planta de menta; preocupada siguió buscando; iba corriendo y resbaló.
Cayó en un hoyo muy profundo, en donde se raspó sus delicadas piernas. Al verse en el sitio, trato de escalar y se puso a ver si encontraba alguna salida. De repente, se percató de que había una cueva y se dirigió hacia ella. Entró y quedó deslumbrada al ver un gran lago lleno de flores de cristal y hojas de hielo, y lo más sorprendente fue cuando empezaron a volar unas relucientes mariposas. Al ver tanta belleza, la niña quedó hipnotizada con su pureza de color blanco como la nieve y aquel vuelo perfecto.
De pronto, notó que en cada rincón había una de ellas. Trató de tocarlas, logrando alcanzar una de ellas, pero en forma instantánea la niña se desvaneció. Al despertar tocó su rodilla y ya no había ni un solo rasguño. Las bellas mariposas volaron a la vez y no quedó ni una sola, fue como una magia impactante.
Cuando logró salir de su mágica aventura, ya de noche, fue a la cabaña. Una vez allí, les cuenta a sus abuelos sobre la experiencia tan maravillosa que había vivido, pero no le creyeron. Triste, ella se fue corriendo hacia la cueva, verificando que lo que vivió no fue un sueño, pero lastimosamente las mariposas no estaban allí, lo que extrañamente vio fue unas ruinas viejas en las cuales había un letrero en el que decía “Las Ruinas del Profesor Charlotte”.
Una señora se le acercó y le dijo que ese lugar se había derrumbado hace siglos y le advirtió que no volviera. Incluso, aquella agradable señora le contó que el mismo rey de ese pueblo pequeño había mandado a que se construyera una mina para conseguir oro y diamantes.
La niña tan impresionada e incrédula de las palabras que había escuchado; no lo pensó y al día siguiente volvió a la cueva, quería tener la certeza de que dichas mariposas existiesen, porque sabía que era el único antídoto para que sus abuelos mejoraran. Sin embargo, cuando fue habían muchas cintas y carteles de “prohibido el paso”; ella no entendía lo que estaba pasando.
En ese momento, se le acercó un minero y le dijo: - niña, no puedes pasar, es propiedad del rey -.
La niña, enojada porque querían destruir la cueva donde vivían las mariposas, fue al castillo del rey y le reclamó:
- Su majestad, si no sale, juro que se arrepentirá –
- ¿Qué quieres niña?, ¿cómo osas entrar a mi castillo de esa manera? -, le respondió el rey.
- Usted quiere destruir una cueva, ¿es eso verdad? –
- Sí, ¿por qué quieres saber? –
- No puede destruir esa cueva, ya que ahí viven unas mariposas hermosas –
- No me importan esos insectos pequeños e insignificantes –
Ante la respuesta del rey, la niña se sintió triste y se fue a la cabaña a dormir. Al día siguiente, cuando la cueva iba a ser destruida, fue muy temprano, pero se sorprendió de que aquel rey gruñón tuvo un noble corazón y no mandó hacer aquella mina, la cual traería una gran destrucción a la bella naturaleza del lugar.
Volvió corriendo a la cabaña a contar lo sucedido; en esta ocasión, los abuelos si la acompañaron y se dieron cuenta de que su nieta tenía razón; impresionados dijeron: - ahí fue donde nos conocimos, pues de pequeños solíamos venir a esta bella y hermosa cueva -. Ellos prometieron confiar siempre en las palabras de su adorada nieta, que lo único que buscaba era la medicina para sus amados abuelos.
Finalmente, en aquel bello lago, los tres tocaron una de las mariposas y se dieron cuenta que la cura para ellos verdaderamente eran esos mágicos insectos, que al permanecer dentro de esa cueva eran puros y no perdían su esencia; y gracias a todo esto, nacieron nuevamente sus abuelos. Tanto ellos como Amara se recuperaron y vivieron sanos y felices para siempre.
Fin.