EL MAGO Y EL ARQUERO
Había una vez un mago, llamado Tom, que vivía en una casa de tecnología y no conocía a nadie, pero este dijo que no se rendiría en su búsqueda de un amigo o amiga. Exploró las montañas más altas del mundo y se topó con los peores casos que ningún ser humano había enfrentado antes.
Tom cazó a un dragón con un hechizo de hielo. Sobrevivió a muchas otras cosas durante los más de diez meses que duró su viaje.
Un día, al caer la noche, se adentró en una cueva oscura. A lo lejos escuchó unos gritos desgarradores, los cuales provocaron la estampida de los miles de murciélagos que ahí habitaban. Todo el ruido despertó a un dragón que también se encontraba en ese lugar, quien, al notar la presencia del mago, se preparó para devorarlo.
El mago estaba asustado y aturdido por el terror, pero recordó su promesa y era que no se rendiría hasta encontrar un amigo. Justo en ese instante, el dragón exhalo fuego sobre él, pero el mago lanzó un hechizo de escudo de color azul. La bestia se quedó sorprendida y el mágico protagonista aprovechó la distracción para lanzar un poder oculto que terminaría por vencer a su adversario.
La aventura del mago continuó en el desierto, en el cual conoció a un compañero, llamado Henge.
- Oye compañero, ¿quieres ser mi amigo? -, preguntó el mago
- No -, le contestó Henge.
Eso ofendió al mago, quien comenzó a llorar desconsoladamente; casi crea un lago de lágrimas. Luego de reponerse, el mago siguió su camino.
La travesía del mago duró años, en los cuales visitó los lugares más extraños del mundo y, cuando estaba a punto de rendirse, vio al mismo dragón al que se había enfrentado en la cueva, pero, esta vez, alguien más luchaba contra él. Este valeroso guerrero era un arquero de ropa verde, cabello amarillo y con flechas verdes. El mago admiró sus agallas y su fuerza.
El mago estaba feliz porque al fin tendría un amigo. El mago conoció al arquero y poco a poco se fueron llevando bien. Lograron entablar una grandiosa amistad.
Luego, tuvieron que pelear juntos contra monstruos, sirenas, delfines con rabia y mucho más. Cada vez que derrotaban a sus adversarios y ayudaban a la gente, ambos ganaban muchos más amigos.
El mago nunca más estuvo solo y fue muy feliz.
Fin