PLANETA AZUL Y VERDE
Había una vez, un grupo de niños jugando en el patio de su escuela durante el recreo; los juegos de estos no eran corriendo ni saltando, ya que el calor era casi insoportable y los rayos de sol que se filtraban por la densa capa de gases contaminantes eran muy dañinos. Los niños disfrutaban con juegos de mesa, cantos y adivinanzas, mientras estaban sentados bajo el techo que los protegía de la contaminación.
Al terminar el recreo, la maestra les indicó que debían volver al salón y les hizo señas de que se podían quitar las máscaras respiratorias.
Una vez en el aula de clases, la maestra le pidió a María que leyera el relato que dejó de tarea. La niña inició su lectura aclarando que era un relato que le contó su bisabuelo:
- Mi bisabuelo me contó que, hace muchos años cuando él era niño, en su colegio jugaban en el patio, pero no como nosotros, sino a algo que llamaban escondite, policía y ladrón, la tiene y otro tipo de juegos que les permitía correr, esconderse y saltar; también dice que no tenían que usar mascarillas para respirar afuera, que había una luz blanca y brillante que permitía ver claramente todo, que respiraban algo que se llamaba brisa fresca, que les quitaba el calor luego de correr mucho, que muchas veces se tiraban sobre algo que se llamaba césped para observar las formas de las nubes, una especie de algodón blanco que había en el cielo y también observaban y oían el canto de los pajaritos que, para ese entonces, volaban libres en el aire y vivían en los árboles, que desde el espacio se podía observar el planeta azul y verde, que no tenía que ir al museo a observar los animalitos ni las plantas, que en cualquier lugar se podía ver y todos eran felices –
En ese momento, Luis la interrumpió y le dijo:
- María, tu bisabuelo es un mentiroso, ¿cómo iban a poder estar afuera sin mascarillas? Eso no es posible –
De inmediato, Juan le gritó:
- ¡¿El planeta azul y verde?, ja, ja, ja! –
- Y eso de correr afuera sin desmayarse… ¡Una cosa de locos! -, dijo Karla.
En ese momento, la maestra les llamó la atención y les dijo:
- ¡Basta todos!, el relato del bisabuelo de María es cierto –
Los niños se quedaron asombrados y escucharon con atención lo que contaba la maestra, quien continuó:
- Hace muchos años, no era necesario usar mascarillas para respirar afuera, podías caminar y correr sin problemas, habían árboles, césped, aves y muchas otras cosas que ahora no hay; en realidad, desde el espacio se apreciaba una gran esfera con tonos azules y verdes y algo de blanco en los polos, no la esfera gris que vemos ahora… -
La sorpresa de los niños era aún mayor. - ¿Y qué pasó maestra?, ¿vino un monstruo? -, preguntó Carlos.
- Seguro fue un meteorito -, dijo Daniela.
Con una gran tristeza en su rostro, la maestra les contestó:
- No…. Fueron nuestros antepasados que no supieron cuidar nuestro planeta… arrojaban basura al piso, ensuciaban los ríos y playas, no reciclaban, ni reutilizaban… y así, poco a poco, fueron acabando con todas esas maravillas que existían y nos dejaron este planeta gris que tenemos ahora -.
Un gran silencio se apoderó del aula de clases, el cual interrumpió la maestra diciendo:
- Sin embargo, si trabajamos juntos con mucho esfuerzo podemos tratar de recuperar lo que teníamos; dejemos de contaminar y probablemente un día logremos disfrutar de las maravillas que gozaron nuestros antepasados, y así no tendremos la vergüenza que ellos tienen de haber destruido la maravilla que Dios un día nos dio -
Fin.