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Jeisel Andreve – 8vo Grado

EL JARDÍN DE SARA


El Jardín de Sara - Lecturas Ferrini Panamá

Había una vez, una chica llamada Sara, que tenía quince años. A ella le gustaba muchísimo las flores y siempre soñaba con tener su propio jardín. Sus padres eran de pocos recursos económicos, por lo que cumplir su anhelo le era más difícil que a los demás.


Todas las tardes o cuando necesitaba pensar, Sara se iba a su lugar secreto, el cual era un sendero con muchas flores de diferentes formas y colores; las plantas que ahí habían eran muy diferentes a las que se ven cotidianamente.


Un día, la niña se levantó de su cama y les dijo a sus padres que atrás de su casa había un gran espacio para que ella pudiera hacer su jardín, pero ellos le contestaron que no, ya que no podían comprar las semillas ni, mucho menos, arreglar ese gran patio que parecía casi un basurero.


Sara se fue muy triste a su lugar secreto, llegó y se puso a llorar pensando que su sueño de tener su propio jardín nunca se haría realidad. Siguió llorando por horas hasta que empezó a anochecer y tuvo que regresar a casa, así que se fue caminando. Al llegar a casa, se dispuso a cenar.


Ella tenía un diario, en el cual escribía día a día lo que le pasaba y lo que pensaba; aquella noche no fue la excepción:


Querido diario, sé que mi sueño de tener mi propio jardín está un poco lejos o tal vez es pedir demasiado, pero, como siempre decía mi abuelita, si tengo una meta o un sueño en mente debo luchar por él… que no todo era fácil, que un camino sin piedras no es un camino… por eso lucho por este sueño. He estado ahorrando para, al ser mayor de edad, poder irme a estudiar a la ciudad. Allí pienso que tendré más oportunidad de hacer realidad mi sueño. Hasta mañana querido diario.


Así se despertaba Sara todos los días, con ese gran sueño y sin dejar la esperanza atrás porque, cuando alguien quiere algo, lucha por eso hasta el final.


Tres años después, Sara se encontraba arreglando sus maletas para irse a la gran ciudad. Sus padres entraron a su cuarto para abrazarla y darle palabras de aliento.


Al día siguiente, ya la joven estaba saliendo de su casa despidiéndose de sus padres con lágrimas en los ojos, pero sabiendo que en la ciudad haría su sueño realidad.


Sara iba pensando en su sueño mientras viajaba en el autobús y le daba ilusión que ya estaba cerca de cumplirlo. La joven se bajó del transporte en el hotel donde estaría hospedada. La ciudad le parecía otro mundo.


Sara se fue a la universidad en la que se inscribió. Ella estudió ciencias y un poco de empresas.


Luego de tres arduos años y de incontables sacrificios, Sara logró terminar su carrera y avanzar en su sueño.


Era su día de graduación y sus padres fueron a ese evento tan importante. Al final del acto, todos lanzaron sus gorros. Sara no podía estar más feliz.


Meses después, ya tenía su jardín, el cual nombró “El Jardín de Sara, donde los sueños se cumplen”. Este era parecido a un sendero. La gente siempre llegaba a verlo y a comprar flores.

Aprendimos que siempre debemos luchar por nuestros sueños; por más que creamos que son difíciles, lo único imposible es aquello que no intentamos.


Fin.


Moraleja: siempre lucha por tus sueños, nunca te rindas, nada es fácil y nada es imposible; nunca debemos perder la fe ni la esperanza.

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