LA NIÑA QUE NO TENÍA AMIGOS
Érase una vez, un pueblo no muy lejano de la ciudad capital, que era muy apreciado por los capitalinos para pasar sus más placenteras vacaciones, debido a los muchos lugares de esparcimiento como los parques acuáticos, los árboles florales y frutales, la ausencia del bullicio de los buses y automóviles, entre otras cosas.
En ese lugar había una escuelita en la que los estudiantes, después de sus clases, inventaban salir a los parques de diversiones, siempre con el permiso de sus padres y con la condición de volver a tiempo para cenar en familia.
Entre todas las estudiantes había una excepcional niña con el nombre de Lía, quien era muy retraída, solitaria y no se mezclaba con los otros alumnos que supuestamente eran muy juguetones. Al notar la diferencia entre ellos, la maestra quiso averiguar con Lía cuál era el problema que le aquejaba, el porqué se alejaba de sus compañeros y no les brindaba su amistad.
Lía le respondió con voz muy tenue a la docente: - Maestra, la mayoría de esos niños se burlan de mí. Dicen que tengo las trenzas de mi cabello muy cortas, que mis zapatos no brillan, que mi falda está siempre arrugada… en fin, me han hecho vivir momentos muy desagradables, por lo que no acepto de ellos invitación alguna, no pueden ser mis amigos, ¿qué tipo de amistad es esa en la que siempre se están burlado de mí? -.
La maestra analizó todo aquello que le decía la niña, le dio un fuerte abrazo y le dijo que le llevaría esa queja a la dirección para que tomaran las correcciones pertinentes al caso.
Al día siguiente, la maestra le presentó el caso al director y, sin demora alguna, él mismo tomó las acciones correctivas. Aunque parezca de mentira, el problema se corrigió de inmediato.
Muchos de los estudiantes se acercaron a Lía y se disculparon, pensaron que ella no lo tomaría a mal; alegaron que era su forma de atraerla y que les había salido muy mal; le prometieron que no volverían a hacer. Viendo la sinceridad de sus compañeros, Lía aceptó su amistad.
Posteriormente, el director de la escuela reunió a todos los compañeros del salón y los felicitó, al igual que a la maestra, quien contempló la urgente necesidad que ahí se presentaba y no dudó en actuar para solucionar.
Fin.