LA HISTORIA DE LOS PERRITOS CON OJOS BRILLANTES

Una mañana del mes de enero de su noveno cumpleaños, la mamá de Isabel la despertó y le dijo que la acompañara a comprar el regalo de su tía Dalys, pues ella cumplía años ese día. La niña le preguntó a su madre que qué le regalaría a su tía, y ella me respondió: - un perrito -.

También le dijo que el perrito tenía hermanos y que su papá había comprado uno para ellas. Buscaron al perrito en el Super 99; sin embargo, la señora no llegaba. La pequeña estaba ansiosa, ya que quería ver cuanto antes al perrito, pero pasaron tres horas y la señora no apareció. La mamá de Isabel la llamó y le dijo que no la podían seguir esperando, entonces la señora quedó en entregarle los perritos al padre de la niña; su tía Dalys se había quedado sin regalo.

Efectivamente, la señora llegó a la casa y le entregó ambos perritos al padre de la pequeña. La madre e Isabel llegaron a la fiesta de cumpleaños de Dalys y, luego de disfrutar, regresaron a casa, en donde las esperaban los perritos.

Eran dos cachorritos muy parecidos a unas bolas de pelo, uno color negro y otro amarillo. Isabel estaba feliz de verlos tan bonitos. Su papá le dijo que ya le había dado comida y que no se podían quedar afuera solos, sino hasta cuando fuesen grandes porque habían sapos, serpientes y zarigüeyas que podrían hacerles daño. Llamaron Coki al macho y Sombra a la hembra.

Un día, fueron a casa de la abuela. Los perritos llevaban zapatos y ropa. Coki se tiró cuatro veces en la piscina, fue un desastre. A veces se escapan, pero siempre los cuidaban.

Sombra era una perrita astuta, bonita y cariñosa. Al cumplir los dos meses, la familia se dio cuenta de que estaba enferma. Casi se muere, si no la hubiesen llevado al veterinario. Le mandaron demasiadas medicinas. El padre quiso dormir afuera con los perritos y amaneció con ellos en la cama, con estos lamiéndole la cara.

A los perros no les gustaba para nada el día del baño. Chillaban sin parar, hasta que estaban secos.

Siempre peleaban en su cuarto, pero terminaban comiendo juntos y jugando mucho.

Eran Coker espaner, una raza súper bonita, muy inteligentes, traviesos y muy inquietos.

Llegó el momento en que la mamá e Isabel tenían que irse a México por 15 días, porque iban a visitar a su hermana y no sabían dónde dejarían a los perritos. Hablaron con amigos y familiares, pero como eran dos y se portaban un poquito mal, les fue difícil encontrarles nana. Entonces, sus padres acordaron buscar un hotel lindo donde poder dejarlos.

Después de mucho buscar, los dejaron en un hotel de perros llamado Homepets. Tenían miedo de que los trataran mal, pero se equivocaban. La Sra. Susana resultó ser una excelente nana; todos los días les enviaba videos y fotos de los mismos.

En fin, Isabel estaba muy contenta con Coki y Sombra; ellos habían hecho más fácil la ausencia de su hermana; ella la extrañaba y quería mucho, pero los hermanitos de los ojos brillantes la hacían feliz.

Fin.