PERRINI Y SUS GRANDES AVENTURAS
Todo empezó en un vecindario, donde se encontraba una linda perrita llamada Perrini, siempre acompañada de Vaquita, su amiga perrita de tamaño mediano y manchada de blanco y negro, que siempre la protegía.
Un día que Perrini descansaba bajo una sombra, escondiéndose del calor del sol, mientras Vaquita perseguía gatos, llegó la amenaza que todos los días tenían que burlar, los carros de la perrera, y es que Perrini y Vaquita eran perritas sin dueño, por lo que les tocaba escapar de los hombres de captura todo el tiempo.
Durante las primeras horas de la mañana, decidieron entrar a un bosque cercano llamado Green Sea, con más de 1200 kilómetros cuadrados de extensión, tomando el riesgo de perderse. Justo así ocurrió, se extraviaron después de una larga caminata.
Llegada la noche, Perrini escuchó unos aullidos que se acercaban cada vez más; Vaquita y ella estaban muy preocupadas. De pronto, se oyó el crujido de una rama y entre los árboles se asomó una fría y despiadada cara de lobo, listo para comérselas. En la carrera de huida de los lobos, Perrini y Vaquita cayeron a un río muy grande. Los lobos se quedaron en la orilla, mientras Perrini y Vaquita nadaban desesperadamente luchando por sus vidas en una corriente cada vez más fuerte. ¡Qué suerte!, lograron llegar a la otra orilla, en la que encontraron un lugar seguro donde pasar la noche.
Un hermoso amanecer las sorprendió junto a una gran bolsa de papitas fritas que el río había traído. Después de comer y reposar un poco, decidieron emprender el camino de regreso al vecindario. De pronto, Vaquita escuchó unos pasos detrás de los arbustos y, en ese momento, apareció una pandilla de perros muy cómicos; cada uno de los caninos que la conformaban tenía una forma muy particular: uno era de gran tamaño, de color negro con chocolate y mirada tierna, muy, pero muy tranquilo, que se llamaba Flojón; el otro perro era de mediano tamaño, de pelos desgreñados, muy desconfiado y de mirada desafiante, este se llamaba Feo; por último, apareció un perro pequeño y muy alocado con una patita que no dejaba de moverse, llamado Blacky, esto por su color.
Como Perrini y Vaquita siempre eran amables, pronto se hicieron amigas de este simpático trío de perros. Al final, les pareció buena idea formar una pandilla entre todos y protegerse unos a otros de cualquier peligro; así, todos juntos emprendieron el camino de regreso. Esto no fue fácil, ya que tuvieron que enfrentarse antes a una fuerte tormenta y al deslave de una montaña, que por poquito los sepulta.
Por fin, después de muchas vueltas y sorpresas, llegaron a su destino y, como premio final, semanas después encontraron a una familia que amaba a los perros y los adoptaron a todos.
Fin.